Quizás no te hayas dado cuenta, pero convivimos e interactuamos desde hace decenas de años con la inteligencia artificial. A veces, de la forma menos pensada. Hoy te doy 4 ejemplos claros y simples que grafican un poco este fenómeno:
Asistentes virtuales: los asistentes como Siri o Alexa se han vuelto cada vez más comunes en los smartphones y los dispositivos domésticos smart. Estos asistentes utilizan inteligencia artificial y procesamiento de lenguaje natural para comprender y responder a las consultas y comandos de los usuarios. Pueden realizar diversas tareas como configurar recordatorios, responder preguntas y controlar totalmente a los dispositivos.
Sistemas de recomendación: son algoritmos impulsados por IA que sugieren productos, películas, música o contenido en función de las preferencias y el comportamiento del usuario. Se pueden encontrar en plataformas de eCommerce como Amazon, servicios de streaming como Netflix y en las redes sociales, donde ayudan a personalizar su experiencia y mejorar el compromiso.
Filtros de spam: los proveedores de correo electrónico suelen utilizar filtros basados en IA para detectar y filtrar automáticamente este tipo de correos o los mensajes no deseados de la bandeja de entrada. Estos filtros analizan varios factores: el contenido del correo, la reputación del remitente y el comportamiento del usuario, para clasificar los mensajes como spam o legítimos.
Sistemas de detección de fraude: muchas instituciones financieras y fintechs usan IA para detectar y prevenir actividades fraudulentas. Estos sistemas analizan los datos de las transacciones en tiempo real para identificar patrones sospechosos y marcar transacciones potencialmente fraudulentas, lo que ayuda a proteger a los usuarios del acceso no autorizado y pérdidas financieras.